martes, 16 de octubre de 2018

A 526 años del comienzo de la invasión europea, nuestra América Indígena RESISTE!!


Como cada ‪12 de octubre‬, desde 1992 nos reencontramos en este día
que representa para nosotros el comienzo de la aberrante y dolorosa 
 invasión,  saqueo, despojo,  genocidio y etnocidio de los Pueblos indígenas
y Afrodescendientes.
Recordando la resistencia de nuestros antepasados y continuando su
lucha.

Un día donde no hay nada que celebrar, más bien debatir y reflexionar
sobre lo que supuso la llegada de los europeos a nuestro continente. 

La historia de América-Abya Yala no comenzó en 1492, cuando llegó
Cristóbal Colón con sus carabelas. El continente no fue "conquistado",
sino que ya estaba habitado por pueblos que atesoraban una gran
riqueza cultural. Los pueblos originarios no fueron civilizados: fueron
saqueados, sometidos y silenciados.



Día de la raza, Descubrimiento de América, encuentro de los mundos,
día de la diversidad cultural o como quieran llamarle, lo cierto es que
por más que desde la hegemonía del poder quieran disfrazar el verdadero
significado de esta fecha, a fin de anular la memoria y el sentimiento de
los pueblos sobre el genocidio y ultraje cometidos,  el 12 de Octubre
sigue siendo una fecha conmemorativa de los pueblos indígenas y
afrodescendientes en lucha y resistencia.




Hablar del “día de la raza” en nuestros días es una contradicción.
Investigaciones sociológicas y antropológicas en la actualidad han
demostrado que no existen razas puras, denominar este día como
‘Día de la Raza’ es interpretado como la celebración de una sola, la
hispánica.
Este “encuentro de mundos” sólo ha significado por siglos derramamiento
de sangre en invasión territorial e invasión cultural mediante la espada
y la cruz.
Desde el año 2012 un grupo de organizaciones indígenas y Afrodescendientes
hemos estado  proponiendo el cambio de nombre a esta fecha, sin
resultado.
Hoy insistimos en que este día debe reconocerse como el
"Día de la Resistencia Indígena y Afrodescendiente".

El  12 de octubre constituye simbólicamente el inicio de una  ocupación 
político militar que tuvo como resultado el exterminio de más  de 80 
millones de personas y la esclavitud y desplazamiento forzado de  otras 
cientos de miles, pertenecientes a pueblos originarios de América-Abya Yala
y  África

La  colonización supuso para los pueblos ocupados la destrucción de 
su  sistema político, la represión de su espiritualidad y sus sistemas  
culturales, que devino en pérdida de diversidad no sólo para estos  
pueblos sino para el conjunto de la humanidad.

La  colonización, sumada a los sistemas patriarcales ya instalados  
ancestralmente,
significó un sometimiento aún mayor de las mujeres   indígenas, que
sufrieron violaciones sexuales masivas como parte de la   estrategia de
dominación y fueron obligadas a cumplir tareas necesarias   para el
mantenimiento del sistema patriarcal colonial, limitando su   desarrollo
pleno como personas.

La  colonización es una de las causas históricas más importantes del  
desconocimiento actual de los saberes de los pueblos originarios, del  
menosprecio de sus lenguas y de sus sistemas de salud y de organización  
social y en definitiva, de las restricciones a su autonomía y  soberanía.

La  colonización instauró estructuras político sociales profundamente  
racistas y discriminadoras que establecen una supuesta superioridad
de   los pueblos ocupantes sobre los ocupados, que se mantienen
hasta hoy en   la mayoría de los países resultantes del proceso de
colonización y que   son la base de las principales desigualdades,
conflictos armados,   violaciones de derechos humanos y de la situación
de vulnerabilidad de   las poblaciones indígenas.

La  falta de una mirada crítica de la colonización ha minimizado el 
impacto de los procesos descritos anteriormente, haciendo posible que 
se  instalen discursos que la justifican como mecanismo “civilizatorio” 
que  ha hecho posible el “desarrollo” de los territorios ocupados.

Este  discurso sigue legitimando hasta el día de hoy la sistemática 
exclusión  política, cultural y social de los pueblos indígenas por los 
estados en  los que nacieron, así como la expropiación de los  territorios
habitados  por los pueblos originarios sobrevivientes como  estrategia de 
apropiación de los recursos naturales de los mismos,  llegando inclusive
a  considerarlos terroristas cuando muestran  resistencia a abandonar 
dichos territorios.

Nuestros  derechos  fundamentales y la misma supervivencia de la
tierra se  encuentran cada  vez más amenazados por la acción del
mercantilismo sin  escrúpulos de las  multinacionales y corporaciones
transformando en títeres a los  gobiernos.

Los  pueblos originarios continuamos desde el inicio de la colonización  
histórica un proceso de resistencia para la defensa y preservación de  
sus sistemas ecológicos y culturales, en una situación de desigualdad 
ante los intereses privados y la limitada voluntad o capacidad de los 
Estados para respetar y proteger su soberanía, sus derechos y su 
existencia misma.

Resistimos construyendo alternativas a pesar de la criminalización y
de la represión a los movimientos sociales.
No  es posible dar vuelta a la historia y eliminar los estragos  causados 
por la colonización.

Sin embargo, sí que es posible accionar  para  visibilizar las diferentes
visiones y vivencias sobre esta parte de  la  historia, apoyar la acción
de la justicia y la reparación de los  daños  causados y, especialmente,
la no repetición del daño ya sea de  manera  simbólica o material y
trabajar para la superación del sistema   económico político global que
funda sus raíces en todo tipo de   colonización.
Nos preocupa la creciente criminalización hacia los activistas indígenas
que se está dando en el continente, bajo el rótulo de "terrorista" para
perseguir a los liderazgos indígenas. Como es el caso alarmante del
gobierno dictatorial de Filipinas que acusó a la
Relatora de Naciones Unidas para los Derechos Indígenas, Vicky Tauli Corpuz
de "terrorismo".

Este rótulo viene siendo utilizado por países como Colombia, Perú,
Chile y Argentina para criminalizar a nuestros pueblos.

También nos preocupa los crecientes casos de asesinatos de mujeres
activistas indígenas como Berta Cáceres del pueblo lenca y
Macarena Valdés del pueblo mapuche, asesinatos que siguen impunes,
utilizados para frenar los procesos de empoderamiento indígena y así
favorecer las lógicas extractivistas y militaristas.

En este sentido nos preocupa el éxito político de Jair Bolsonaro en Brasil.
Un candidato presidenciable que ha declarado públicamente que
levantara las demarcaciones de tierras indígenas para entregar dichas
tierras a los latifundistas y en cuyo programa político está la eliminación
de las acciones afirmativas para pueblos indígenas, afro-descendientes
y LGBT.

Con estas declaraciones nos preocupa seriamente el futuro de nuestros
hermanos brasileños. Personajes como Bolsonaro van en la misma línea
que Donald Trump, que representan la emergencia del neofascismo, a
través de nuevos regímenes autoritarios que plantean la represión absoluta
hacía nuestros pueblos.
Como pueblos indígenas debemos evitar el avance del neofascismo en
nuestra región.

Para cambiar el paradigma civilizatorio imperante es necesario:

  • Fortalecer la soberanía de los pueblos, que se  respeten  las
    semillas ancestrales y se proteja su diversidad,  favoreciendo aquellos 
  • modelos de vida, de producción y de cultivo que  sean respetuosos, que 
  • promuevan el consumo responsable, y cuyo impacto  en los ecosistemas
  • sea  mínimo, favoreciendo la utilización de energías  alternativas.

  • Que los  pueblos originarios, verdaderos guardianes de la  naturaleza,

  • tengan el  derecho a recuperar sus territorios ancestrales y a  vivir de
  • acuerdo  con su cultura.
.
En  este sentido hacemos un llamado a todas las personas,  colectivos, 
asociaciones e instituciones a iniciar procesos de reflexión  y acciones 
que favorezcan una resignificación del 12 de Octubre, que  permitan
una  relación más digna e igualitaria entre los pueblos.

Es en esta fecha fundamental que reflexionemos juntos sobre la
mercantilización de la vida, la contaminación y depredación de la
Madre Tierra por las industrias extractivas y los grandes proyectos de
infraestructura, el consumismo y la criminalización de las luchas sociales.
 
Desde nuestra cosmovisión como pueblos originarios del Abya Yala no
concebimos al ser humano como ente ajeno a los elementos que sustentan
su vida, como el agua, el aire y la tierra, por eso consideramos que
atentar contra éstos, es atentar contra nuestras vidas.

Por ser los guardianes herederos de nuestro medio ambiente, haciendo
honor a nuestros ancestros, declaramos nuestras preocupaciones.

Vivimos en  un país forestado con políticas que han favorecido la
compra indiscriminada de tierras por extranjeros, el uso irresponsable
y la privatización del agua,  de nuestros suelos y de ventajas legales
otorgadas a multinacionales.
Denunciamos, asimismo, que el uso de nuestras tierras para la plantación
de soja transgénica y el uso indiscriminado de agrotóxicos, provocan el
inexorable deterioro de todos nuestros ecosistemas y de  nuestra salud.
Para nosotros, el planeta es un cuerpo vivo, único, donde nosotros no
somos más que partes indisolubles, y por eso creemos que el agua es
la sangre de la tierra. Por lo tanto, enfermarla con monocultivos y
agrotóxicos, es atentar contra la vida.  
También alertamos sobre la emergencia de ideologías de odio que
plantean el Supremacismo Racial y el Militarismo. No le demos la más
mínima cabida al Neofascismo.

Desde CoNaCha (Consejo de la Nación Charrúa) saludamos y
agradecemos a nuestra Onkaiujmar, a nuestros hermanas y hermanos 
de Clan Chonik, afrodescendientes, a quienes nos apoyan y defienden
la vida y a los pueblos originarios de toda el Abya Yala.

¡Contra la imposición de las actividades extractivas!
¡No a UMP2!
¡No a la Ley de Riego!
¡No al Racismo!
¡Por los Derechos de la Madre Tierra!
¡Por el pleno ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas!
¡Por el buen vivir de todos los pueblos del Abya
Yala!

Basquade, inchalá!

¡Amdá Aú Etriec Geppian Oyendau!   (¡Buscamos la verdad sembrando la memoria!)

Consejo de la Nación Charrúa

CONACHA